Las civilizaciones antiguas, construían los techos de sus casas utilizando ramas, hojas y paja. Estos materiales, que estaban colocados con una disposición inclinada, ayudaban a que el agua se deslizase por el techo cuando llovía, pero no impedían que se filtraran por ellos entrando en el interior de sus viviendas.
En el año 2000 A.C. las civilizaciones mesopotámicas situadas en torno a los ríos Tigris y Éufrates comenzaron a usar el barro y la piedra para construir tejas árabes, cubriendo con este nuevo material los tejados. Este cambio tuvo lugar en China al mismo tiempo, y en Inglaterra comenzaron a usarse la pizarra y el barro con el mismo propósito.
Este nuevo material revolucionó la forma de cubrir los tejados, y las ramas y hojas usadas con anterioridad pasando a un segundo plano. Las tejas árabes destacaban por sus cualidades impermeables y técnicas y pronto se extendieron por las civilizaciones antiguas atravesando el mediterráneo y formando parte activa de la cultura Griega y Romana. Tanto por la estética que ofrecían como por su acabado y belleza, pronto se extendieron por todo el continente Europeo. Los hogares se distinguían por el bueno gusto que otorgaba el uso de las tejas en sus acabados.
Convirtiéndose en el elemento de construcción clásico, pronto la teja revolucionó la construcción y se empezaron a fabricar tejas de distintas formas y tamaños que nos acompañarían hasta la actualidad.
Ya a lo largo del siglo XIX, se fueron añadiendo en el proceso de fabricación de estas tejas pigmentos que otorgaban una mayor durabilidad y resistencia, obteniendo tejas con distintos acabados y colores. Fue en Dinamarca donde se desarrolló la primera máquina de extrusión de tejas que revolucionaría el mercado de las tejas en el año 1920 y que sería automatizada en el año 1930 en Inglaterra.
Hoy en día, los avances han dado un paso más en el mundo de las tejas de barro. Gracias a ello hoy contamos con tejas que proporcionan una mayor durabilidad, son más económicas y su instalación es mucho más sencilla. La teja vieja, llamada curva o árabe, se colocaba antiguamente sobre paja o barro, pero hoy en día se coloca sobre placas de onduline.